Quizá una de las características más llamativas de los niños en esta edad es su curiosidad natural, su gran capacidad de asombro, así suelen responder de manera positiva ante la posibilidad de aprender algo nuevo sobre la relajación de cuerpo y mente.
Por otra parte estos momentos de serenidad que adquieran con las prácticas de yoga les proporcionarán una sensación de calidez y seguridad, tan necesaria para ellos.
Reaccionan positivamente ante los ejercicios, sobre todo cuando estos se convierten en habituales mediante una rutina, lo que maximiza su aprendizaje y refuerza su autoestima.
Durante esta edad se están formando conexiones neuronales con rapidez y las experiencias de relajación y concentración tienen un efecto muy positivo sobre el desarrollo del cerebro.
Siempre nos sentaremos sentados en círculo para dar la bienvenida y hacer una toma de contacto a través de la respiración, el cuenco sonará y comenzaremos nuestra sesión.
La duración de la sesión será de 45’ a 60’ dependiendo de la franja horaria.
Ejercicios físicos para despertar el cuerpo, a través de cuentos, canciones, dinámicas, y/o asanas (posturas de yoga).
Se enseñará diferentes tipos de respiración a través de juegos y se les explicará para que sirve.
Dinámicas donde se fomentará la creatividad, ejercicio físico a través de trabajo en grupo, por parejas o individual, enseñando posturas de yoga, se les explicará el beneficio de cada una, para que cuando se sientan seguros, solos en casa de manera voluntaria puedan practicarlas, de esta manera, también las podrán relacionar con sus emociones, y practicar durante ciertos estados para buscar objetivos, como la alegría, la tranquilidad, o incluso para animarse-activarse...
Música, canciones, mantras, mandalas, cortos para luego analizarlos, y hacer dinámicas de grupo. Cuentos donde se puedan trabajar las emociones, los niños pueden llegar a encontrar su plenitud a través de ellos, representaciones teatrales... Relajación o mindfulness.
Todas las sesiones están reforzadas desde la neuropedagogía.